Ciudad de Guatemala 1 de julio de 2023. Del atrio del templo de Catedralen Santa Cruz del Quiché, salió la caminata que llevó a Monseñor Juan Manuel Cuá hacia las instalaciones del colegio el Rosario que queda en las orillas de la ciudad lugar donde se celebró la Eucaristía de toma de posesión del cargo de Obispo titular de Quiché. Le acompañaron en ese momento, además de todo el pueblo convocado y venido de las cuatro regiones del departamento, tres obispos que fueron obispos de Quiché: Monseñor Julio Cabrera Ovalle, guatemalteco, oriundo de Comalapa, quien fuera sucesor del obispo Juan Gerardi y titular por 15 años hasta su nombramiento como Obispo de Jalapa. Monseñor Mario Alberto Molina, panameño, actual Arzobispo de la Arquidiócesis de Los Altos Quetzaltenango – Totonicapán y Monseñor Rosolino Bianchetti Boffelli, italiano, quien fuera Obispo titular hasta la fecha del nombramiento de Monseñor Juan Manuel Cuá, originario del vecino departamento de Totonicapán.
Algunos vinieron de la región norte del Ixcán, fronteriza con México. Otros llegaron del resto del norte del departamento, como los pobladores de la región de los tres pueblos Ixilles, de la Parroquia de Lancetillo donde descansan los restos del Padre Juan Alonzo, uno de los beatos mártires de esa Iglesia. Pero también llegaron de Uspantán, de Chicamán, de Sacapulas y Cunén. Todas las comunidades parroquiales se movilizaron al centro de de Santa Cruz, la Cabecera departamental, para recibir a su nuevo Obispo. Llegaron de Pachalúm y también de Joyabaj, de Zacualpa, Chinique, Canillá, Chichicastenángo y Chiché. Alli estaban los pobladores de San Antonio Ilotenango, los llegados de Patzité, de San Pedro Jocopilas, de San Andrés Sajcabajá y de las comunidades de San Bartolomé Jocotenango. La Misa como siempre solemne, fue una fiesta de serenidad y alegría.
Con incensarios humeantes en las manos, un grupo de personas respetables pertenecientes al Pueblo Qekchí llegados de la montaña de Lancetillo, abrieron el camino a la Eucaristía con la danza del Baqoq, danza solemne, del amarre que se ofrece no como folklore, sino como ritualidad sagrada para que lo que se emprende no solo tenga sólido fundamento que se ofrece a Dios, sino que armonicé la vida en la comunión y en la unidad solidaria, en el significado de la misma unidad de Dios, del cosmos y de toda la creación.
Un canto entonado por el coro y acompañado con marimba abrió la liturgia. Concelebró toda Conferencia Episcopal y numerosos sacerdotes llegados de diferentes lugares del país, en particular de la Arquidiócesis que tiene su sede en ciudad de Guatemala y de la Arquidiócesis de los Altos con sede en la ciudad de Xelajú.
Monseñor Juan Manuel Cuá, fue llamado de la Iglesia local de Santiago de Guatemala a la Arquidiócesis de los Altos desde el momento en el que el Papa Francisco lo nombró Obispo Auxiliar y de allí a Quiché al ser nombrado Obispo titular.
En los primeros momentos de la Misa se dio lectura al decreto de nombramiento emitido por el Papa en un ambiente sereno y solemne. Monseñor Francisco Montecillo Padilla, Nuncio Apostólico en Guatemala se dirigió el pueblo reunido con un saludo y con agradecimiento a Monseñor Rosolino, quien sirvió al pueblo con amor y dedicación. Y auguró a Monseñor Juan Manuel, un feliz pastoreo en esa nueva misión. Para ambos pidió la Oración y recordó que el Santo Padre Francisco con solicitud manifestó su cariño y cercanía a la Iglesia de Quiché, una Iglesia bonita. Recordó que uno de los legados que quedan es el de la beatificación de los diez mártires laicos y sacerdotes, beatificados el 23 de abril del 2021; y la introducción de la causa para el reconocimiento de 100 mártires más.
Terminada la Lectura del decreto de nombramiento Pontificio, Monseñor Mario Molina, Arzobispo de los Altos entregó el báculo, símbolo del Pastor y condujo a Monseñor Juan Manuel a la silla de la Sede Episcopal. El Ki’kotemal (canto del Gloria) cantado en idioma K’iché, elevo la plegaria de alabanza de ese pueblo mártir de la justicia y la paz y mártir por el compromiso de la justicia social. Las lecturas de la Palabra de Dios marcaron el momento de la Iglesia del Quiché, la más azotada por el conflicto armado en Guatemala. San Pablo recordó que se hizo débil con los débiles asumiendo la condición existencial de aquellos a quienes reconoció como a sus hermanos y hermanas para poder así anunciar el evangelio.
El Salmo por su lado proclamó la grandeza del Señor. El Evangelio de San Lucas recordó el envío como “corderos en medio de lobos”, significando la realidad peligrosa que acecha al pueblo y en el que el pastor realiza su misión del anuncio del Reino de Dios. Al mismo tiempo recordó el mandato al desprendimiento total en vistas a la misión, ordenado por Jesús.
Terminadas las lecturas, el nuevo Obispo pronunció su primera homilía iniciando con el saludo a la Iglesia guatemalteca y diocesana allí presente. En particular “a todas las personas que habitan estas tierras”. Recordó que la Iglesia Universal tiene rostro concreto en cada Iglesia particular. Cristo es piedra angular de la Iglesia. Con el transcurrir el tiempo la Iglesia es hoy lo que es. El Obispo participa del pastoreo del pastor supremo, Cristo el Señor y tiene a su cargo encabezar la tarea del pastoreo del pueblo con la ayuda de los presbíteros, religiosas, religiosos y laicos de las comunidades.
Recordó en ese contexto de pastoreo a los obispos antecesores, Monseñor Humberto Lara, Monseñor Julio Aguilar, Monseñor Juan Gerardi, Monseñor Julio Cabrera, Monseñor Mario Alberto Molina, y Monseñor Rosolino Bianchetti Boffelli quien le entregó el pastoreo y la administración de la diócesis.
La diócesis de Quiché participa de la dinámica del pastoreo de Jesús y es un pueblo que tiene clara conciencia de ser Iglesia de testimonio, de martirio, pero también de servicio, los diez beatos y los cien mártires adentrados en la nueva causa lo confirman. Ellos con su fe y coherencia de vida han sido testigos con espíritu de servicio. Esta Iglesia también está consciente de la realidad cambiante que le ha tocado vivir en el hoy de la historia. Una Iglesia que vivió la atrocidad de la guerra, el dolor, el sufrimiento y el exilio, por favor no pierdan la memoria de estos acontecimientos para que nunca se repita esta historia de pecado; dijo el Obispo. Auxiliados con la fe, es posible ver hacia delante para construir un futuro mejor. Estas realidades han producido efectos como la transculturación. Hay que repensar la fe y el caminar pastoral desde el Evangelio para responder como Iglesia a los varios desafíos.
Recordó que San Pablo advierte que la vida es el servicio ministerial. Una dimensión ministerial importante es la profética y que el evangelio sea la norma de vida. Hizo un llamado a los agentes de pastoral y laicos comprometidos a seguir sembrando el evangelio en los vastos campos quichelenses en donde puede palparse el testimonio de los mártires que han sido radicales en su seguimiento del evangelio y que hoy desde el cielo fecundan estos campos regados por su sangre como testigos firmes de Cristo, el Señor, el mártir por antonomasia.
Luego indicó que dedicaría especial atención al acompañamiento al presbiterio. Esto significa reforzar el espíritu de la fraternidad de quienes comparten el sacramento del orden sacerdotal. “Somos hermanos por ese sacramento”, recordó. El nuevo obispo también recordó que el fundamento del bautismo es ser cristiano y es la base de toda vida ministerial para el sacerdote y para el Obispo. Antes que Obispo y Presbítero, se es cristiano. Y que antes que todo debemos ser cristianos.
El Presbítero es otro Cristo, por lo tanto, toca ser los primeros en asumir la pastoral diocesana y los planes de trabajo. Toca hacer un solo frente: hombro con hombro, – como dice el canto- en comunión y participación, como pide la sinodalidad. La misión es inherente a la Iglesia. Comunión y participación son ejes transversales.
Y que la Iglesia sea profética y samaritana, una Iglesia que habla desde la verdad del Evangelio y que es cercana y que está allá donde se le necesita. Monseñor Juan Manuel Cuá terminó la última parte de la homilía en idioma K’iché dirigiéndose a la comunidad que en la diócesis habla ese idioma, puesto que en el departamento se hablan varios idiomas mayas además del español. Siendo el K’iche el idioma que habla la mayoría de la repoblación no solo del departamento sino de Guatemala.
Los jóvenes de la Iglesia del Quiché estuvieron a cargo de la presentación de las ofrendas en el ofertorio de la Misa. La presentación de las ofrendas se hizo con la danza de la pieza musical de marimba maya Quiché, el Rey K’iché. Se presentaron las especies de pan y vino, el incensario, la luz que es la vida que se consume al servicio de Dios. El sombrero, signo del trabajo de cada día, dignidad de la vida, de la familia. El morral símbolo de un sagrario donde Dios camina con su pueblo. La Estola, símbolo de los poderes sagrados del pastor que lleva a sus ovejas sobre sus hombros. También acompañaron la presentación de la ofrenda, grandes fotografías de los 10 beatos mártires de la Iglesia de Quiché, que, en el movimiento de danza, rodearon al Obispo para hacerle ver que a su llegada y por el misterio que celebra, pasa a hacer parte de ese pueblo de Quiché.
El año del 25 aniversario del asesinato de Monseñor Gerardi, saludo del Presidente de la CEG.
Monseñor Rodolfo Valenzuela, Obispo de la Verapaz y Presidente de la Conferencia Episcopal recuerda que vivimos el año del 25 aniversario del asesinato del Obispo Gerardi, quien fuera Obispo de Quiché.
Antes de terminar Monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez, Obispo de la Verapaz y Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, tomó el micrófono para saludar a Monseñor Juan Manuel por encontrarse al inicio de su ministerio como Obispo de Quiché y para saludar al pueblo de Quiché y a la iglesia guatemalteca.
Te presento dijo, este saludo en nombre de todos tus hermanos los obispos de Guatemala. Y un saludo al querido pueblo del Quiché tan sufrido, tan perseverante y que al mismo tiempo sabe cantar, tener fe y esperanza cristianas. Nos alegra poder compartir contigo esta fiesta y con todo este querido pueblo del Quiché. En este año en el que estamos recordando el vigésimo quinto aniversario del asesinato de Monseñor Juan Gerardi Conedera, que fue obispo aquí, y que aquí también en el contacto con el sufrimiento y la alegría y los valores del pueblo, creció tanto en sensibilidad, humana y cristiana, y llevó adelante ese proyecto de reconciliación.
En nombre de tus hermanos obispos en esta diócesis nos alegramos también de poder acompañarte en este camino sinodal de la Iglesia al que nos está invitando tanto el Papa Francisco lo cual es muy significativo y también muy alentador. No vamos solos. Caminamos juntos. Te acompañaremos en la representación que te tocará hacer en las dos sesiones del sínodo de los obispos. Y volviéndose hacia la gente, el Obispo de la Verapaz indicó que: Monseñor Juan irá de representante de la Conferencia a estas importantes reuniones de la Iglesia y llevará nuestro sentir, el sentir de la Iglesia, el sentir de los obispos y del pueblo de Dios para seguir adelante en este camino en el que el Señor nos invita y en el que nos dice: no estamos solos yo estoy con ustedes. ¡Muchas gracias!
El pueblo respondió con el aplauso.
Los miembros del Colegio de Consultores se acercaron al altar para firmar el acta de la toma de posesión del nuevo Obispo.
Las radios católicas de Quiché y de Guatemala junto a los canales que evangelizan y acompañan a la población con sus programaciones transmitieron en vivo el importante momento de la Misa y la llegada del nuevo obispo a Quiché.
Como un valor propio del pueblo que habita esas lejanas tierras de Guatemala, al final se llamó a todos a compartir el almuerzo como forma de alegría y celebración.
Escuche aquí la homilía íntegra de Monseñor Juan Manuel en la toma de posesión como Obispo titular de la diocesis de Quiché.