De la Voz del Magisterio de la Iglesia a “voces con el pueblo”
(contenido del programa radial de cambio de nombre).
Muy estimados fieles oyentes del programa, les saludo muy cordialmente como siempre alegrándome de poder llegar hasta los lugares donde ustedes se encuentran. Este programa llega hoy a su final con este nombre. Se nos ha ordenado cambiarle nombre al programa indicando que según los “críticos” produce confusión y se atribuye una representatividad que no tiene. Y en el Espíritu de que somos hijos de Dios en la libertad creada generadora de eternidad, hago este último programa con este nombre. El programa no ha sido representativo sino una voz tal como el nombre lo indica. Una voz como la de Gerardi que tuvo y tiene precio de sangre.
No registré la memoria del día en que salió al aire por primera vez el programa radial La Voz del Magisterio de la Iglesia, pero ha sido un programa creado hace ya unos 20 años. Este programa nació como resultado de una conversación con dos o tres hermanos sacerdotes con quienes vimos la necesidad de que la enseñanza del Magisterio de la Iglesia fuera conocida por el pueblo de Dios y así nació el nombre y el contenido del programa que mayoritariamente ofrecía la enseñanza del Magisterio universal, en la voz de los papas, de la Iglesia, del concilio Vaticano II que tiene tanta riqueza.
También ha ofrecido la enseñanza del Magisterio de la Iglesia latinoamericana. Enseñanza que es muy amplia, pero que por ejemplo, se resume en los documentos de la Conferencia de Rio de Janeiro que fue el fundacional, los documentos de la Conferencia de Medellín, los de Puebla, los de Santo Domingo que tuvo menos fuerza, pero que ha estado siempre presente y el documento de Aparecida. Así mismo la enseñanza del Magisterio de la Iglesia en cada país y de nuestro país Guatemala del que se conserva un hilo de pastoreo de compromiso por la justicia que fue recogido en el documento Al servicio de la Vida, la Justicia y la paz. Fueron dos programas que se crearon en ese entonces. El programa La Voz del Magisterio de la Iglesia y el programa La voz del Pastor.
La voz del Magisterio de la Iglesia ha sido un programa que realizábamos con un hermano sacerdote que vive en una situación muy difícil y por quien rezamos. Durante varios años encabezaba nuestro programa Monseñor, ahora Cardenal Alvaro Ramazzini, siendo en ese entonces Obispo de San Marcos y brazo principal de la radiodifusión católica a partir de los inicios de la década de los años 90 cuando se conforma el grupo radial ECA. Hago en este programa una especial honra a tan insigne Obispo impulsor también de la radiodifusión moderna en FM y en internet.
Un poco más adelante fueron invitados a hacer programa; Padre Toribio Pineda García de la Diócesis de San Marcos, un sacerdote muy comprometido con la paz y los derechos humanos en el marco de la defensa de la vida durante el cruento conflicto armado interno en Guatemala. Un sacerdote propulsor de la justicia de Dios y la justicia social, desde la enseñanza cristiana del Evangelio y de la voz de la Iglesia. Sacerdote perseguido y exiliado durante varios años, con rica experiencia, no solo en el Ministerio sacerdotal ordinario sino también en la defensa de poblaciones y comunidades que ha sido una labor necesaria en el itinerario histórico que ha vivido nuestro sufrido y martirizado, pero muy querido país, Guatemala. De Padre Toribio aprendemos la sencillez y la fraternidad, la serenidad y la profundidad en la exposición honda del legado de la teología latinoamericana y el caminar de las comunidades de fe y el compromiso social de acuerdo al sueño de Jesús. Con él estamos agradecidos por este trabajo colegiado.
También fue invitado para el programa de los días viernes Padre Víctor Manuel Ruano Pineda, un sacerdote ya muy conocido y apreciado por ustedes, queridos oyentes, y en la sociedad guatemalteca en general. Lo sé porque su programa navega espontáneamente en las redes sociales llegando a numerosísimos oyentes. Padre Víctor sacerdote de la diócesis de Jalapa y finalmente de Jutiapa cuando se configuró y tuvo su constitución con el nombre San Francisco de Asís, conformándose como diócesis.
Padre Víctor fue formador y Rector del Seminario Mayor Nacional de la Asunción. Posteriormente Vicerrector académico del Centro de formación latinoamericano CEBITEPAL. Centro de formación eclesial del Consejo Episcopal Latinoamericano del Celam, con sede en Bogotá Colombia. Tiene mucha experiencia y conocimiento en diversos ámbitos y en pastoral parroquial y acompañamiento cercano a las comunidades cristianas. Con él compartimos trabajo periodístico siendo él, en aquel tiempo nuestro Director del Periódico La Voz que en ese entonces era un trabajo pastoral de publicación que hacíamos desde y como Seminario Mayor Nacional de formación sacerdotal en Guatemala. Era un trabajo hecho en tiempos peligrosos de finales de los años 80s. en los que impulsamos las primeras investigaciones y publicaciones sobre los casos de los mártires en nuestro país.
De Padre Víctor aprendemos su firme espíritu profético. Su capacidad profunda de análisis, su conocimiento de la realidad guatemalteca, su fe firme e inquebrantable basada en el compromiso cristiano y su defensa de las comunidades y el llamado a recuperar la democracia y el Estado de derecho en nuestro país que pertenece a todas, a todos los ciudadanos, en particular a los pueblos originarios. A él le agradecemos su firme convicción y tenaz empeño incluso ante la amenaza y el real peligro de muerte organizada por sectores del crimen político, económico y militar conocido en nuestro país
Con el tiempo en el programa que hasta ahora les hemos llevado, se fue convirtiendo en un esfuerzo de iluminar la vida, la fe y la realidad desde la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia por la riqueza que tiene. Más adelante en coherencia con los papas y con el Papa Francisco que nos ilumina en todos los ámbitos de la vida, abrimos la voz a temas de Iglesia y sociedad con énfasis en la realidad de Guatemala. De ese modo se ha venido compartiendo la enseñanza del magisterio de la Iglesia y temas de Iglesia y sociedad, abriendo también la voz a las expresiones de los sectores de la sociedad civil y popular en particular a las comunidades, con énfasis en los pobres y con la insistencia de la justicia social en un pueblo al que se le ha desfigurado por parte del Estado y las fuerzas del mal que han querido exterminarlo como al siervo de Dios, del que habla el profeta Isaías en sus canticos al siervo de Yahvé. Un pueblo que ha sido crucificado de mil formas, pero también un pueblo que resucita en medio de tanta muerte e injusticia y que con la fuerza de la vida y la experiencia ante la adversidad no claudica, no se detiene en la búsqueda de caminos y no se deja vencer por ninguna clase de opresión. Un pueblo que no pierde la fe y la tenacidad. Por eso la lectura de diversos comunicados sobre diversas situaciones locales y nacionales que han enriquecido la socialización de la información.
En los últimos dos o tres años, ha sido necesario revestirse del espíritu de Moisés y los profetas e invocar la fuerza del resucitado para que con la fuerza del Espíritu se tuviera la sabiduría y la valentía para orientar y acompañar al pueblo de Guatemala ante la crecida de los ríos de la muerte que han venido golpeando sin misericordia por medio de varias realidades políticas, económicas y sociales, en esos momentos difíciles ha resonado fuertemente en nosotros las palabras del apóstol Pablo que ordena: Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo: predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, exhortando con firmeza o aconsejando, siempre con paciencia. (2 Tim 4, 1-2)
El programa también ha acompañado a Jueces, periodistas, regiones afectadas, comunidades y líderes indígenas y campesinos a escritores y periodistas a funcionarios que se han rifado la vida por defender el bien común, la justicia y la verdad en un sistema que asfixia y que ahorca. Se ha hecho camino del día al día acompañando a toda la sociedad, preocupados aportando a Guatemala caminos y alternativas con la información y el análisis.
El programa nunca se atribuyó ser la representatividad ni la voz de la Iglesia, aunque por supuesto todos somos Iglesia; sino que el programa ha seguido el objetivo de hacer resonar la voz de la Iglesia enfatizando en la temática de la justicia social y el bien común tan necesarios y urgentes.
En una labor hecha con pasión y parresía en estilo breve tal como es el programa que ha tenido una duración de 12 a 13 minutos; pero mirando la dura realidad y los poderes del crimen constituidos en organizaciones de poderes paralelos que operan como Estados alternos para producir grandes daños a la población guatemalteca, tal como fueron señalados en el proceso de paz desde la Comisión internacional contra la Impunidad y otras organizaciones de la sociedad civil. El programa ha querido darle seguimiento a la construcción de una paz justa y verdadera, mirando de frente a los poderes generadores de muerte.
En el diario vivir y quehacer pastoral y de servicio civil ciudadano, vemos como el mal reacciona con rabia y entonces nos toca vivir lo que ya vivieron los profetas y los mártires y que el Apóstol de las gentes resume de la siguiente manera: “si nos maldicen, los bendecimos, si nos persiguen los soportamos, si nos calumnian, los tratamos con gentileza. Se nos considera la escoria de la tierra, la basura del mundo hasta el día de hoy”. 1ª. Cor 4, 12-14.
Nos amenaza y atemoriza esa realidad criminal que arranca la vida a tantas guatemaltecas y guatemaltecos cada día. ¿pero por eso vamos a atemorizarnos, por eso vamos a claudicar? Esa realidad debe ser señalada tal cual y de frente para generar los cambios que haga surgir la Guatemala distinta.
Nos anima el Evangelio, nos anima el compromiso verdadero de la generación de nuestros padres que sin nada y de la nada lograron mucho y fueron construyendo en estos 200 años el presente país. Un país multinacional y plurilingüe que no es de unos sino es de todos, y a todos debe pertenecer. Nos animan los exiliados que no se rinden. Nos animan los que emprenden caminos peligrosos buscando mejores condiciones de vida. Nos animan los que viven la fe en condiciones difíciles. Nos animan ustedes gente valiente, pero nos animan sobre todo los que tienen espíritu de justicia y no se corrompen. Nos animan ustedes que nos producen alegría cada vez que nos sintonizamos en espacios como estos en los que servimos.
Nos animan los niños y niñas sin futuro porque ellos son el clamor que nos dice que las condiciones en el país deben cambiar.
Pero el nombre cambia, el esfuerzo continúa y se consolida aún más. Ahora por supuesto con el nombre de VOCES CON EL PUEBLO.
El PROGRAMA RADIAL VOCES CON EL PUEBLO da seguimiento al programa que hemos venido ofreciendo. Continuamos este esfuerzo con los hermanos colegas y con algunas novedades que les estaremos ofreciendo.
Ahora se abre un nuevo horizonte y se consolida con más fuerza el compromiso. No podemos renunciar a la construcción de la Guatemala distinta con la que soñó el Obispo Gerardi y tantas ciudadanas y ciudadanos guatemaltecos que derramaron su sangre por causas justas en estas tierras de Guatemala. Aún en nuestro tiempo a Moisés nos recuerda que Yahvé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los opresores y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, (ex 3, 7-8)
Por eso sean como siempre bienvenidas y bienvenidos a los programas que llegaran a todos con mucha más amplitud. En el próximo programa describiré algo más de VOCES CON EL PUEBLO. Gracias por su atención.