En el programa radial transmitido por las radios catolicas de Guatemala este 8 de junio, se recoge de manera resumida la historia del Voto en Guatemala. Esa historia se ofrece para iluminar la importancia del evento electoral en el país y contribuir a la construción de la Guatemala distinta.
Historia del Voto en Guatemala I parte.
Estimados amigos oyentes cada semana llegamos con ustedes a través de las distintas señales que transmiten este programa con los hermanos sacerdotes Padre Toribio Pineda y Padre Víctor Manuel Ruano. Es un gusto saludarles y llegar hasta ustedes en este programa,
El Papa Francisco en el mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del 2021 dice:
También el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va: un movimiento y un deseo de ver.
Al final de ese mensaje el Papa reza diciendo:
Enséñanos a ir allá donde nadie quiere ir,
a tomarnos el tiempo para entender,
a prestar atención a lo esencial,
a no dejarnos distraer por lo superfluo,
a distinguir la apariencia engañosa de la verdad.
Basado en esto que dice el papa les invito en el programa de hoy y en el programa del próximo martes en el que estaré con ustedes a hacer un recorrido viendo algunos rasgos de la historia de la participación ciudadana la historia del voto en Guatemala. Digo algunos rasgos porque la historia del voto es tremendamente dura en Guatemala. Me baso en aportes de varios investigadores. Síganme.
Breve historia del sufragio guatemalteco
El voto ya no presenta las exclusiones del pasado; el sufragio universal tiene solo 50 años y el sistema electoral actual, 30. Hoy, día de las elecciones generales, damos un vistazo histórico al derecho votar de los guatemaltecos.
Este 25 de junio en medio de la situación complicada de la que se habla ampliamente en toda Guatemala, la ciudadanía decidirá quiénes habrán de tomar las riendas del país durante los próximos cuatro años. El ambiente político se perfila incierto. Los escándalos de corrupción estatal han puesto de manifiesto la necesidad de reformar del sistema electoral, y sirvieron como detonante para las jornadas de protesta ciudadanas que hemos vivido en los últimos años.
El voto universal, tiene apenas 50 años, tiene una historia marcada por por los grupos que han acumulado el poder excluyendo el derecho de la mayoría de la población. La Historia electoral en Guatemala es el mismo grito de la injusticia contra generaciones y generaciones. Un vistazo a esta historia da cuenta de su evolución.
El primer voto guatemalteco
Tras la Independencia de 1821, no todos podían votar. Las mujeres y los guatemaltecos analfabetos y sin recursos económicos no eran considerados ciudadanos y no tenían derecho a ejercer el voto. La primera Constitución, de 1825, establecía que eran ciudadanos solamente “los habitantes del Estado… que fuesen casados o mayores de 18 años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia”. Recordemos estimados oyentes como en el tiempo de la colonia se repartio la riqueza de manera tan desigual y excluyente. Instaló también las estructuras económicas injustas resguardadas por el poder militar.
“Las asambleas de los notables, compuestas por españoles y criollos, herederos de la nobleza y con poder económico, elegían autoridades. Ellos eran los únicos destinados a tomar decisiones”, explica el analista político Renzo Rosal.
Este concepto es ampliado por otro experto, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales indicando que “Inicialmente, el proceso electoral era muy excluyente. Las decisiones políticas estaban limitadas a los españoles y los criollos. Ya con el proceso de la Independencia, empieza un control aristocrático, y con la Revolución Liberal se introduce el modelo de Estado con más conducción sobre la economía, la cual había sido exclusiva de los grandes propietarios”. Es decir se dieron pequeños ajustes.
La Constitución de 1921 permitía votar a las mujeres, con ciertas restricciones; en su artículo 29, establecía: “Podrán ejercer el derecho de sufragio las mujeres casadas o viudas mayores de 21 años que sepan leer y escribir; las solteras mayores de 25 que acrediten haber recibido la instrucción primaria, y las que poseen capital o renta en la cuantía que la Ley Electoral indique. Podrán también optar a cargos públicos que no sean de elección popular, o no tengan anexa jurisdicción”. El voto para los hombres era obligatorio, pero para las mujeres era voluntario.
“Es hasta la primavera democrática, cuando se empieza a tener participación organizada con el voto libre y secreto”, indica Brolo. Sin embargo, la primera Constitución del gobierno revolucionario definía como ciudadanos con derecho a elegir y ser electos a “los guatemaltecos varones mayores de 18 años que sepan leer y escribir o que tengan renta, industria, oficio o profesión que les proporcione medios de subsistencia”. Las mujeres estaban excluidas.
Vientos revolucionarios
A mediados de 1944, cuando el movimiento popular consiguió la renuncia del presidente Jorge Ubico, se abrió camino a un pequeño proceso democratizador. Se fundaron varios partidos políticos y, a lo interno de algunos de estos, se empezó a proponer el reconocimiento del voto femenino. En septiembre de ese mismo año, un grupo de mujeres conformado mayoritariamente por maestras, escritoras y periodistas, organizó la Unión Femenina Guatemalteca Pro Ciudadanía de la Mujer, presidida por Graciela Quan, la cual propuso el reconocimiento del voto femenino.
En 1945, tras una incansable lucha, las mujeres guatemaltecas consiguieron ese derecho. Los debates y discusiones fueron divulgados en las páginas de los diarios. Tras meses de debate, la Asamblea Constituyente, formada exclusivamente por hombres, decidió conceder el voto a las mujeres, excluyendo a las analfabetas.
En la Constitución promulgada el 11 de marzo de ese año 1945, se reconocía como ciudadanos, en el artículo 9, a “los guatemaltecos varones mayores de 18 años”, y a “las mujeres guatemaltecas mayores de 18 años que sepan leer y escribir”. Entre los derechos de la ciudadanía estaba “elegir, ser electo y optar a cargos públicos”. Ese mismo artículo establecía el sufragio obligatorio y secreto para los hombres, optativo y secreto para las mujeres, y optativo y público para los ciudadanos analfabetos.
En las elecciones presidenciales de noviembre de 1950, que llevaron a Árbenz al poder, la asistencia femenina a las urnas fue escasa. Algunas mujeres tenían miedo de votar y a otras sus esposos no se lo permitían. “Llegaron muy pocas; no se atrevían a asistir. Los historiadores dicen que Había que convencerlas de que fueran a votar, y también a los esposos para que les dieran permiso de ir, porque ellos no querían que las mujeres participaran en la política”, así lo recuerda Julia Urrutia, quien emitió su voto en esa elección de 1950. (Lea su historia en la página 3 de Magacín).
EL VOTO UNIVERSAL: 1965
se, decretó una nueva Constitución en 1956, que mantuvo el reconocimiento al sufragio de las mujeres alfabetas, pero anuló la opción del voto optativo y público para los analfabetos.
Un historiador apunta que, durante el tiempo del conflicto armado interno, que se inició en 1960, “el control estatal se evidenció en los diversos fraudes electorales. Siempre había un proceso electoral para mantener control, no era precisamente un ejercicio de participación”. La participación política era perseguida siempre que la participación política propusiera cambios en favor de la población y debilitara a las fuerzas que hasta nuestro tiempo han concentrado el poder. El voto era controlado a punta de bala.
En 1965 se instituyó el sufragio universal, que reconoce el derecho de todo ciudadano mayor de edad, sin distinciones de género o económicas, a ejercer el voto. Una nueva Constitución, decretada ese año, reconocía como ciudadanos con derecho a elegir y ser electos a “todos los guatemaltecos hombres y mujeres, mayores de 18 años”.
“A partir de ese momento se intenta que se comience a respetar la voluntad popular. Por mucho que voten las mujeres y los analfabetos, que son logros paulatinos, hay que ver en qué momento se respetó ese voto. Cuando vienen los gobiernos militares, en el caso de Kjell, Arana o Lucas, ¿se cumplió solamente con el requisito de ir a votar, o sí fue respetada la voluntad popular? El punto es que hubo fraude por parte del partido oficialista”, expresa el constitucionalista Gabriel Orellana. Por lo tanto el fraude electoral para preservar el poder concentrado y en contra de la población es contrario al respeto de la voluntad popular. Hay que recordar que la manipulación del pobre es algo que ha marcado la dureza de la vida en este país.
Fernando Villamizar Lamus, en una tesis llamada La tercera ola democrática en Guatemala, expone: “El segundo período histórico en el que se pudieron dar elecciones libres y competitivas corresponde a las elecciones de 1966. Esta etapa es bastante discutida por cuanto se alude a una fuerte presión del Ejército y se fortalece la práctica para eliminar a la competencia, especialmente de tendencia izquierda en Guatemala”.
Hasta antes de 1985, si un candidato no ganaba con mayoría absoluta de votos, no había segunda vuelta electoral, sino que el pleno del Congreso decidía el resultado final.
Fuente: http://www.asies.org.gt/inicialmente-el-proceso-electoral-era-muy-excluyente/