Ciudad de Guatemala 5 de marzo de 2023. Hace 40 años, un 6 de marzo de 1983, Guatemala recibió la visita del primer Papa que pisó tierra guatemalteca. Como era propio del Papa polaco, al descender del avión se postraba o inclinaba para besar la tierra de destino. Así hace 4 décadas vimos al Papa viajero besar tierra guatemalteca en su primera visita. Con ese motivo, la Conferencia Episcopal de Guatemala y el Nuncio Apostólico, celebró una Misa de acción de gracias y de rogación por la paz en Guatemala. La misa tuvo lugar a las 11:30 de la mañana en la plaza San Juan Pablo II, ubicada en la zona 14 de ciudad de Guatemala.
La Misa fue presidida por Monseñor Francisco Montecillo Padilla, Nuncio Apostólico del Papa Francisco, en nuestro país. La organización de la conmemoración estuvo a cargo del Movimiento de Laicos de la Conferencia Episcopal de Guatemala, presidido por Monseñor Victor Hugo Palma Pául, Obispo de Escuintla y que a la vez preside la Secretaría de Comunicaciones Sociales del Episcopado guatemalteco. Previo a la Misa se realizó un programa especial, en el que el Obispo de Escuintla y organizador de dicha conmemoración, hizo memoria de aquella llegada del Papa peregrino mensajero de paz en su primera venida. Como anécdota recordó que participó en la Misa de la primera visita del Papa Juan Pablo II siendo Díacono en ese entonces. Fue Monseñor Victor Hugo quien coordinó la llegada de la reliquia del Papa Juan Pablo, que fue colocada en un altar ubicado junto al altar en el que se celebró la Eucaristía de conmemoración.
La homilía estuvo a cargo del Arzobispo Metropolitano Gonzalo de Villa, quien inició recordando el contexto de aquella visita que marcó la historia guatemalteca. El Arzobispo dijo: «Tengo aquí la homilía del Papa de hace 40 años. El contexto de esa visita, lo que se vivía era el pleno conflicto armado interno. Habia conflictos sociales, polarización ideológica, la democracia como se dice popularmente estaba en trapos de cucaracha, estabamos en una época en que todavía teníamos régimenes militares, (gobernaba el General Rios Month, mediante un golpe de Estado) no se tenía todavía la Constitución de la República, se vivía el fragor del conflicto armado, había mucha muerte, mucho enfrentamiento, mucho dolor, mucho odio.»
Siguió diciendo Monseñor Gonzálo que: El Papa era consciente de que venía como peregrino de la paz, una paz con justicia. Cuando vino hace cuarenta años, el Papa nos habló de la fe sin la cual es imposible agradar a Dios, una fe que, sin obras es una fe muerta. Por lo que no puede haber divorcio entre fe y vida. A lo largo de la historia se han vivido tragedias porque se ha creído en ideologías , en personajes, en caudillos. Los escenarios cambian un poco, otras realidades permanecen. Hoy tenemos el fenómeno de la migración que en aquel tiempo era mínimo. Hoy tenemos el fenómeno del narco, del crimen organizado. Aquel tiempo la polarización era más de carácter político. Era tiempo del Estado enfrentando a la guerrilla. Era la forma en que se combatía y era la forma en que tantas personas eran víctimas de un enfrentamiento sangriento, en el que tantos muertos nos recuerdan que luchar violentamente por alcanzar algo termina generando odio, venganza y rencor y así no se construye la paz.
Tambien el Obispo dijo en su homilía: Que no haya divorcio entre fe y vida, era lo que pedía el Papa hace 40 años. Era ese el modo en el que la presencia del sucesor de Pedro diera fortaleza a una Iglesia también golpeada, martirial, ensangrentada, en medio de una sociedad que vivía con esas mismas características. La fe nos enseña que el hombre es imagen y semejanza de Dios y que por eso esta dotado de una inmensa dignidad. La dignidad del ser humano es la que la Iglesia ha tratado de defender siempre. Y hoy sigue defendiendo ante tantos ataques a esa dignidad, en algunos casos se quieren constituir en leyes, se quieren constituir en programas reconocidos internacionalmente. La defensa es, no solo la dignidad del no nacido sino tambien de los niños que estan en pobreza con desnutrición. De tantos jovenes que se encuentran sin oportunidades. De tantos ataques a la familia. Y de tantas crisis familiares, todo ello nos lleva a pensar, a pedirle al Señor que inspirados en San Juan Pablo II, encontremos el camino para respetar siempre esa inmensa dignidad que tiene todo ser humano, por su condición de tal.
Finalmente Monseñor Gonzálo dijo: Esa dignidad nos lleva también a los derechos humanos fundamentales: derechos a la vida, los derechos a poder conseguir un empleo digno; a mantener una familia. Es hacer que en nuestra sociedad haya fraternidad. Que haya búsqueda de justicia, que haya respeto. Que entendamos que no todos necesariamente tenemos que pensar lo mismo en el ámbito político, en otros ámbitos. Tenemos que respetarnos desde la dignidad y desde la libertad. El Papa Juan Pablo II, que viene de una experiencia de comunismo se convierte en un abogado de la libertad de expresión que ha sido atacada muchas veces aquí. Que los seres humanos podamos respetarnos, siendo respetados. Finalmente, Monseñor Gonzálo se refirió al evangelio dominical de la transfiguración del Señor, rogando para que el Señor nos conceda verlo como se lo concedió a los discipulos en el Monte Tabor.
Al final de la Misa Monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez, Obispo de la Verapáz y Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, dijo: de parte de la Conferencia Episcopal de Guatemala estamos haciendo memoria de aquella primera visita tan importante como lo fue la de San Juan Pablo II, hace 40 años, el 6 de marzo de 1983. Recordamos ante todo el impacto, tan positivo que tuvo en todo el pueblo de Guatemala. Como diría Monseñor Penados que en aquel momento era Presidente de la Conferencia Episcopal; dijo: «vivimos especialmente un momento difícil en el país, cuando talvéz como nunca, necesitabamos una palabra iluminadora y dignificante». Epoca de sufrimiento y violencia en que los mas golpeados eran los indígenas y los campesinos pobres. Epoca en que la Iglesia también fue golpeada por el asesinato o la desaparición de 12 sacerdotes y religiosos, y la muerte de centenares de catequistas. Recordamos en especial el sufrimiento en el Quiché, tantos muertos que habían y tantos refugiados que se fueron a otras partes. Y recordamos que fue San Juan Pablo II, quien aceptó la iniciativa de beatificar a los mártires de Guatemala. Es el Papa que ha reconocido esta sangre derramada por la fe. La Conferencia Episcopal al terminar aquella visita, en un mensaje del 9 de marzo de hace 40 años, manifestó el sentimiento de agradecimiento a Dios por lo que significó para todo el pueblo esa visita. dijeron entonces los hermanos obispos que mostraron sus mejores sentimientos de alegría en aquellos momentos de sufrimiento y dificultad. Su clara defensa de la dignidad humana de todo hombre y mujer, y el respeto que se debe, a su vida, recordemos que tres días antes, de la llegada del Papa, fueron fusiladas seis personas, (siendo gobernante el General Rios Month) y estabamos en un momento de oscuridad, de incertidumbre. La presencia del Papa renovó la fe y la esperanza de la gente. Y nos llamó también a seguir comprometidos en cambiar las estructuras injustas.
Monseñor Valenzuela también dijo que : Unos años despues se firmaron los acuerdos de paz, que todavía son una tarea pendiente que todos tenemos que trabajar. El Papa también coronó la virgen del Rosario en Xela, un gesto que expresó el cariño que le tenemos a la Madre de Dios. Fruto de aquel momento eclesial, los obispos también publicaron su carta pastoral: «Confirmados en la fe«, sería bueno volver a verla con ocasion de los 40 años, y ver la riqueza, de la enseñanza del papa y de los obispos en quel momento. Eso refleja lo mas preciado de aquella visita: nos confirmó en la fe. El momento actual del país tambien requiere esperanza y compromiso basado en la fe. Desde la Conferencia Episcopal, deseamos que esta memoria, nos siga animando a todos en el trabajo envangelizador, y nos anime a comprometernos en la construcción de una Guatemala distinta; como dijo también en aquellos años, Monseñor Juan Gerardi.
Para terminar la Misa, el Nuncio Apostólico, dió la bendición Apostólica en nombre del Papa Francisco, indicando que el Papa Francisco animaba al pueblo de Guatemala a no tener miedo y a expresar su fe. Que Guatemala aprenda de estos mensajes tan fuertes para aplicarlos en la vida en nuestra sociedad para poder caminar juntos en nuestra vida material y espiritual.
Como hace 40 años el papa Juan Pablo II, «el Santo que yo conocí», hace un fuerte llamado através del actual Episcopado guatemalteco concelebrante de la Eucaristía, para hacer memoria agradecida de tan magna visita. Ante la situación actual en la que como se dijo los acuerdos de paz son una tarea pendiente y con realidades del pasado que siguen golpeando a los pueblos indígenas, a las comunidades campesinas, a los niños, los pobres y las mujeres del campo y la ciudad, ante la persecución y el acallamiento de la prensa independiente, ante la frágil democracia y ante las actuales estructuras de injusticia perpetuadas desde el pasado, Juan pablo II, ahora presente en la reliquia de su sangre derramada, vuelve a proclamar: no mas divorcio entre fe y vida.