Ciudad de Guatemala 17 de octubre de 2022. En el presente mes se van cumpliendo 60 años de la Inauguración del Concilio Vaticano II. La Iglesia eligió el camino del Evangelio siendo servidora del Señor. Fue el 11 de octubre de 1962, cuando el Papa Juan XXIII, llamado el «Papa Bueno», inauguró las sesiones del Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia exprimentó el soplo del Espiritu Santo eligiendo adentrarse hacia las profundidades del camino del Evangelio. Las fechas de realización de dicho Concilio fueron elegidas, como dijo Juan XXIII en referencia al Concilio de Efeso. La segunda guerra mundial mostraba aún los terribles daños de los Estados contra la humanidad, al entrar en una guerra sin piedad. La Iglesia enquilosada en lo suyo, fue sacudida por el llamado del Papa y el inicio de los trabajos de preparación, que llevaron a la sesión inaugural aquel 11 de octubre. La ventanas se abrieron a aires nuevos, la Iglesia asumió el riesgo y lo vivió con intensidad dando a luz documentos que marcaron «un tiempo de Dios en la Iglesia»
Aunque las esperanzas se dispararon hacia las alturas, en el anhelo de una fe vivida a profundidad y el establecimiento de una paz con justicia y genuino desarrollo para los pueblos, la realización del Concilio, dicen los analistas eclesiólogos, estuvo lleno de conflictos. El Obispo Francés Lefevre, fue uno de los mas grandes enemigos del Concilio y como él hubieron otros, afirman los expertos. Sin embargo, eso no impidió que la Iglesia diera a luz documentos que le han permitido avanzar a lo largo de estos sesenta años con paso firme en su andar Ministerial y Misionero en un mundo injusto, herido y azotado.
Dias antes de la Inaguración del Vaticano II, afirma un experto, el Papa conversando al respecto dice: en el sillón de Pedro, a lo largo de los siglos, se ha posado demasiado polvo, vamos a intentar quitar el polvo de nuestra historia, de nuestra realidad ahora. Y una segunda cosa que dijo: No hay que cambiar nada de la doctrina de Jesús, pero si que hay que decirla de una manera en la que entienda la gente, los creyentes o los que tienen curiosidad por Jesús. El Concilio afirma un experto; salió con esta intención, de examinarse la Iglesia como estaba hacia adentro, de relacionarse con el mundo de una manera mejor. La Iglesia inicia un esfuerzo de relacionarse de una forma nueva con los creyentes y relacionarse mejor con los hombres y mujeres de buena voluntad sean creyentes o no. Fue por tanto dice, el experto un Concilio que además de tratar aspectos teológicos con profunidad, se esfuerza en tratar de como estar enmedio de la gente, de como escuchar sus necesidades y de como hablarles; asi mismo como comunicar cual es la novedad de Jesús a esas realidades que vive la gente.
El concilio contó con cuatro sesiones. La primera sesión se realizó despues de inaugurado, en el otoño de 1962. Juan XXIII, el Papa que convocó el Concilio, no lo pudo concluir, ya que falleció un año despues de convocarlo; el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron presididas y concluidas por su sucesor el Papa Pablo VI, quien clausuró la finalización del Concilio en 1965. Aunque la lengua oficial del Concilio fue el Latín, los documentos finales abrieron las ventanas lingüisticas a los idiomas de todos los pueblos, entre ellos muchos pueblos enviados a las periferias. Asistieron aproximadamente 2,450 Padres conciliares procedentes de diversas partes del mundo y de gran diversadad de lenguas y razas. El Concilio duró del 11 de octubre de 1962 hasta el 7 de diciembre de 1965. Fue hasta ese momento el concilio más ecuménico realizado en el sentido de universalidad, es decir en cuanto la participación masiva y representativa de obispos.
Los documentos que emanaron del Concilio Vaticano II son:
- Constitución Dogmática Lumen Gentium
(sobre la Iglesia) - Constitución Dogmática Dei Verbum
(sobre la divina revelación) - Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium
(sobre la Sagrada Liturgia) - Constitución Dogmática Gaudium et Spes
(Pastoral sobre la Igesia en el mundo actual) - DecretoChristus Dominus
(sobre el ministerio pastoral de los Obispos) - Decreto Presbyterorum Ordinis
(sobre el ministerio y la vida de los presbíteros) - Decreto Optatam Totius
(sobre la formación sacerdotal) - Decreto Prefectae Caritatis
(sobre la adecuada renovación de la vida religiosa) - Decreto Apostolicam Actuositatem
(sobre el apostolado de los laicos) - Decreto Orientalium Ecclesiarum
(sobre las Iglesias orientales católicas) - DecretoAd Gentes Divinitus
(sobre la actividad misionera de la Iglesia) - DecretoUnitatis Redintegratio
(sobre el ecumenismo) - DecretoInter Mirifica
(sobre los medios de comunicación social) - Declaración Dignitatis Humanae
(sobre la libertad religiosa) - Declaración Gravissimum Educationis
(sobre la Educación Cristiana) - Declaración Nostra Aetate
(sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas) - Mensaje del Concilio a la Humanidad.
En el Mensaje del Concilio a la humanidad se dijo: De nuestra larga meditación sobre Cristo y su Iglesia debe brotar en este instante una primera palabra anunciadora de paz y de salvación para las multitudes que esperan. El Concilio, antes de terminarse, debe llevar a cabo una función profética y traducir en breves mensajes y en un idioma más fácilmente accesible a todos la «buena nueva» que ha elaborado para el mundo y que algunos de sus más autorizados intérpretes van a dirigir de ahora en adelante, en vuestro nombre, a la humanidad entera.
Y en dicho Mensaje dirigido a toda la Humanidad también se dijo: Cristo no suprimió el sufrimiento y tampoco ha querido desvelarnos enteramente su misterio: El lo tomó sobre sí, y eso es bastante para que nosotros comprendamos todo su valor.
¡Oh vosotros que sentís más pesadamente el peso de la cruz! Vosotros que sois pobres y desamparados, los que lloráis, los que estáis perseguidos por la justicia, vosotros sobre los que se calla, vosotros los desconocidos del dolor, tened ánimo; sois los preferidos del reino de Dios, el reino de la esperanza, de la bondad y de la vida; vosotros sois los hermanos de Cristo paciente, y con El, si queréis, salváis al mundo.
Fue por el cumplimiento de los 60 años, de la apertura de dicho Concilio, que el Papa Francisco, el primer Papa Latinoamericano, presidió este 11 de octubre en la Catedral de San Pedro, una eucaristía en cuya homilía remarcó la fidelidad de Pedro a Cristo que lo interroga después de la negación: «¿Pedro en verdad me amas?» Francisco, «el Papa traido del fin del mundo» dijo en su homilía:
Redescubramos el Concilio para volver a dar la primacía a Dios, a lo esencial, a
una Iglesia que esté loca de amor por su Señor y por todos los hombres que Él ama, a una Iglesia
que sea rica de Jesús y pobre de medios, a una Iglesia que sea libre y liberadora. El Concilio
indica a la Iglesia esta ruta: la hace volver, como Pedro en el Evangelio, a Galilea, a las fuentes
del primer amor, para redescubrir en sus pobrezas la santidad de Dios (cf. Lumen gentium, 8c;
cap. V).
En este marco general, podemos decir, leyendo los signos de los tiempos, que los obispos de la Iglesia guatemalteca han emitido varios mensajes-comunicados iluminando profeticamente la realidad dolorosa de Guatemala afirmando: La Esperanza no defrauda. Y haciendo en consonancia el llamado a comprometerse con el país para cambiar la situación dolorosa actual del azote de la corrupción entre otros males señalados en los mensajes. De la misma manera resalta la presentación pública de la Convergencia Nacional de Resistencia pacífica que hiciera el Cardenal guatemalteco Alvaro Leonel Ramazzini en este octubre en ciudad de Guatemala, para que la flor de la esperanza no muera.
A continuacion le ofrecemos la homilía del papa Francisco pronunciada durante la misa de conmemoración de los 60 años de la apertura del Concilio Vaticano II.